El caballero de tanto pelear sin quitarse la armadura, parecía como si esta fuera su piel o una extensión suya. Sus miedos los ocultaba bajo esa piel de hojalata, por eso cada vez que se enfrentaba contra alguna bestia mítica, era azotado contra el piso, volaba por los aires o terminaba saltando por encima de los cocodrilos de algún foso de cualquier reino. Sólo fue hasta que la bruja blanca le enseñó cómo exorcizar sus temores más profundos, cuando cada enemigo que comenzó a enfrentar pareció minúsculo. Y ahora los interminables monstruos multicefálicos, se han extinto como sus propios miedos.
Inspirado en Robert Fisher
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